
MAX’S KANSAS CITY, EN NUEVA YORK.
Líneas de tiempo: corresponsal cultural
Hubo una vez una ciudad que siempre amé a pesar de que no pude, y nunca podré, visitarla. No queda en un lugar sino en un tiempo: la Nueva York de los setenta es una de esas ciudades-mito en las que sueño que despierto cada vez que me duermo. ¿Cómo habrá sido el primer encuentro americano de David Bowie con Iggy Pop y Lou Reed? ¿Cómo habrá sonado el último concierto de la Velvet Underground? Los dos hechos, pequeños para la historia de la humanidad pero enormes para el adolescente fácilmente impresionable que fui alguna vez, sucedieron en el mismo lugar: Max’s Kansas City, un antro del barrio Grammercy Park que fue la sede social de la contracultura neoyorquina de toda una época. Por eso, la flamante reedición del disco Max’s Kansas City 1976, con abundantes rarezas y bonus tracks, es un acontecimiento musical y emotivo: son cuarenta canciones que rinden tributo a una Babilonia desaparecida. Sigue leyendo