China, Disney y el control de la geopolítica de los dibujos animados.
Líneas de tiempo: corresponsal cultural
Mickey Mouse es historia. Con sus calzoncillos rojos, los guantes de mayordomo y la voz aflautada, el ratón pasó de moda: aun con toda su diplomacia milenaria, el altísimo ejecutivo chino Wang Jianlin dice que el frenesí por Mickey y el pato Donald ya fue, que Disney no produce nada nuevo desde hace años y que el furor por las secuelas demuestra que los yanquis sólo saben copiarse a sí mismos. Multimillonario y poderosísimo, Wang es el presidente de Wanda Group, el mayor conglomerado chino de entretenimientos, que ahora declara a los Estados Unidos la guerra por el soft power: sin tanques ni soldados, una guerra de montañas rusas y muñecos de felpa. En la ciudad de Nanchang, Wanda inauguró un elefantiásico parque de diversiones tres semanas antes de que Disneylandia abriera sus puertas en Shangai y allí se refleja un fenómeno de época: este siglo, las guerras mundiales serán por el control de la geopolítica de los dibujos animados. Sigue leyendo