Una disquería vintage, un barrio emblemático -el Greenwich Village- y una serie que retoma sus buenos viejos tiempos.
Souvenir: recuerdos de Nueva York
Con mis rutinas y rituales, soy un tipo de alta fidelidad: cada vez que vengo a Nueva York, me pierdo en la disquería donde encuentro mi lugar en el mundo. En la calle Bleecker del Greenwich Village, asordinados pero aún presentes los espíritus libertarios de los sesenta, la tiendita es un amasijo de vinilos originales, desparramados en un caos sin orden ni concierto. Las letras azul eléctrico estampadas en la vidriera anuncian su nombre y declaran sus principios: Rebel Rebel. Y cuando todavía se mantiene encendida la llama del duelo por David Bowie, que vivió y murió a pocas cuadras de acá, el disco que más se deja ver es el último compilado de sus éxitos, donde él mira en un espejo el reflejo de su rostro de los años setenta, bajo el título sardónico: Nothing Has Changed. Estoy en Nueva York para el estreno de Vinyl, la sensacional serie de Martin Scorsese y Mick Jagger, que se emite los domingos por HBO y que cuenta la saga épica y miserable, gloriosa y grotesca, de la industria discográfica en aquella década maldita y, cuando el consumo irónico o la retromanía hoy ponen de moda los vinilos (¡y los casetes!), fantaseo con cruzarme a aquellos antihéroes legendarios para que vean en qué se convirtió su barrio y si podrían afirmar que nada ha cambiado. Sigue leyendo